CuartoPoder – 04/07/2012 – Luis Díez
El arqueólogo Jesús Román Román y su equipo de excavaciones emprendieron el 2 de julio las catas en la finca del Marrufo, entre las provincias de Cádiz y Málaga. Hasta ayer, día 3, habían localizado siete fosas comunes con 28 cuerpos de víctimas del terror franquista, incluidas mujeres maniatadas. El historiador y miembro del equipo, Fernando Sígler Silvela, explica a cuartopoder.es que “en la zona entre el Marrufo y el antiguo poblado de la Sauceda pudieron asesinar y enterrar en fosas anónimas a unas 300 personas”. Son las víctimas de lo que Sígler llama “el terror caliente”, la “limpieza” de demócratas gaditanos que tras la sublevación militar franquista se refugiaron en esta zona limítrofe entre Ubrique, Jimena y Cortes de la Frontera.
Las exhumaciones indican que nos encontramos en uno de los parajes de la geografía española donde mayor número de asesinatos cometieron los franquistas sin causa ni juicio previo. Entre noviembre de 1936 y febrero de 1937 mantuvieron un ritmo de tres o cuatro fusilamientos diarios. El teniente de la Guardia Civil José Robles, jefe del cuartel de Ubrique, recibió los efectivos necesarios y la orden de “limpiar” la zona e instaló en el cortijo El Marrufo, propiedad de la familia Guerrero –los mayores latifundistas de Jerez de la Frontera–, un centro de detención y ejecución.
Los estudios históricos y la inspección de la zona aportaron indicios determinantes de la existencia de fosas comunes y restos de munición en determinadas zonas, en las que perpetraron los fusilamientos. El Ministerio de la Presidencia concedió una subvención en 2011 para localizar las fosas, pero el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy suspendió la ayuda. No obstante, los estudios, la localización de las nuevas fosas y la exhumación de los restos humanos ha podido seguir adelante con la ayuda privada de algunos familiares, singularmente, del nieto de un fusilado.
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