Cientos de personas rinden homenaje a los fusilados en el Marrufo y La Sauceda

ApuntaNoticias – 01/12/2012 – Texto: J.M. León Moriche – Fotos: Andrés Carrasco y Carlos Uriarte

Veintiocho personas han recibido hoy digna sepultura. Sus restos reposan en un nuevo mausoleo del cementerio de La Sauceda, 76 años después de que fueran fusiladas en el cortijo del Marrufo. Fueron asesinadas por las tropas franquistas que ocuparon el valle de La Sauceda desde el 1 de noviembre de 1936. Setenta y seis años y un mes después han recibido el homenaje de cientos de personas que han participado en los actos organizados por la Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo en La Sauceda y el Marrufo y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar.

El acto ha sido sencillo. El día era radiante. La cal de los muros del recién rehabilitado cementerio daba más luminosidad a la mañana. La gente fue llegando poco a poco al patio del cementerio. Algunos ancianos miraban lápidas antiguas y algunos contaban que no habían vuelto a La Sauceda desde que eran niños. Gente de mediana edad y jóvenes también había. Mucha gente de partidos de izquierdas y sindicalistas. Gente de Algeciras, de Alcalá, de Jimena, de Cortes, de Estepona, de San Roque, de Jerez, de San Fernando, de La Línea, o de Ubrique. Muchos familiares de antiguos habitantes de La Sauceda y hasta extranjeros que han colaborado en las excavaciones, o que sienten curiosidad y solidaridad con esta causa noble de la memoria. Muchas banderas tricolores, algunas con escudos de la República y una bandera rojinegra ondeaban entre lo que poco a poco fue una multitud que abarrotó el pequeño camposanto.

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Andrés Rebolledo, presidente de la asociación de familiares, acompañado por el director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, Luis Naranjo, y por Antonio Granero, acalde de Cortes de la Frontera, en cuyo término está el cementerio, descubrieron el monolito central del recinto. “Donde talaron vidas, sueños e ilusiones retoñan la memoria y la justicia”. Es lo que dice la placa del monolito.

Luis Naranjo, director general Memoria DemocráticaLuis Naranjo hizo luego un discurso breve, pero claro, emocionante y contundente: Éste es un día histórico, dijo. Felicitó a la asociación y al foro por toda la labor previa de investigación, por los trabajos arqueológicos y las exhumaciones y por la amplia red social que han sido capaces de construir en torno al movimiento de recuperación de la memoria democrática. Dijo que el trabajo realizado es un modelo para Andalucía y España, y luego fue al grano político. Afirmó que el homenaje era un acto de reparación de las veintiocho personas por su condición de víctimas pero también por su condición de resistentes. Criticó el discurso de los tibios y cobardes que dicen que si murieron es que algo habrían hecho. “Sí. Algo habían hecho: militar en la CNT, la UGT o el PCE, hacer una coplilla de carnaval, no ir a misa un día, o mirar a los ojos al señorito”, afirmó Naranjo.

«Esa especie de equidistancia moral, esa especie de simetría ética y pública, yo quiero hoy aquí públicamente en nombre de la Junta de Andalucía desmontarla (…) Los que tenemos hoy aquí asesinados son moralmente superiores a sus verdugos. Y ya es hora de que esto se diga alto y claro», afirmó Luis Naranjo, director general de Memoria Democrática.

Aspecto del cementerioEl director general de Memoria Democrática afirmó que no es admisible el discurso de quienes dicen que hay que guardar equidistancia, equilibrio entre los dos bandos, de quienes ponen al mismo nivel a falangistas que a guerrilleros antifranquistas. “Esa especie de equidistancia moral, esa especie de simetría ética y pública, yo quiero hoy aquí públicamente en nombre de la Junta de Andalucía desmontarla», afirmó. «No son iguales, nunca han sido iguales. Ni moral, ni desde el punto de vista ético, ni desde el punto de vista político. Todas las muertes son condenables, todas las muertes dan tristeza, claro que sí. Pero las ideas por las que lucharon no son iguales y por lo tanto lo que representan moral y públicamente tampoco es igual. Los que tenemos hoy aquí asesinados son moralmente superiores a sus verdugos. Y ya es hora de que esto se diga alto y claro”, prosiguió.

Naranjo criticó con dureza la ley de amnistía del 77 de la que se beneficiaron tantos asesinos a los que no se puede comparar con quienes pasaron años de cárcel, tortura o muerte por defender la libertad: “Eso es algo intolerable, imperdonable”, añadió.

Naranjo dijo que el mejor homenaje que se le puede hacer a las veintiocho personas que han recibido por fin una sepultura digna, a las más de 60.000 personas que aún siguen enterradas en las cunetas de toda España, o a los 500.000 exiliados que cruzaron los Pirineos para acabar en campos de concentración en Francia, es seguir luchando por los valores que ellos defendieron: la justicia, la libertad y la democracia.

Naranjo anunció que antes de que termine el año, el valle de La Sauceda será declarado Lugar de Memoria de Andalucía.

Tomó luego la palabra Andrés Rebolledo. Flanqueado por su madre, Juana Barreno, y Simón Herrera, ambos con sus padres fusilados, Rebolledo afirmó que con el acto de hoy La Sauceda comienza a despertar de un letargo de mas de 76 años. “Ése es el principal logro de este día. Eso ya no tiene revés ni marcha atrás”, añadió.

“Son muchos los pensamientos, sentimientos y emociones que nos invaden en el día de hoy”, afirmó Rebolledo, y siguió: “Tristeza, frustración, impotencia, pero a la vez estamos satisfechos y orgullosos de haber recuperado la memoria y la dignidad de aquellos padres y madres que soñaban con dar un futuro mejor a sus hijos”.

Momento de traslado de los restos“Hoy no es motivo de alegría ya que fue mucho lo que se perdió en aquel fatídico año de 1936. Quedaron huérfanos y viudas, quedó el miedo, la falta de libertades, la represión, el hambre y todas las secuelas de una brutal dictadura como la que vivieron nuestros familiares y aquellos que hoy nos acompañan”, agregó el presidente de la asociación de familiares y nieto de un fusilado.

“Son 28 los cuerpos localizados en esta fase, siete de ellos mujeres, todos ellos con signos de violencia y tenemos constancia por testimonios e investigaciones que son muchos más los asesinados en este valle”, dijo.

“Seguiremos trabajando dentro de nuestras posibilidades para la localización de las demás fosas aunque pensamos que esta labor es responsabilidad de las administraciones y es triste que tengamos que ser los familiares los que con nuestro esfuerzo lo hagamos. Estos 28 serán la representación y el símbolo para siempre de todos aquellos que todavía se encuentran arrojados indignamente en fosas comunes regadas en este valle”, añadió.

Rebolledo hizo una mención especial a Miguel Rodríguez Domínguez, nieto de desaparecido en el valle de La Sauceda, con cuyo apoyo económico han sido posibles las exhumaciones y la rehabilitación del cementerio. Explicó que Rodríguez no pudo asistir por razones de trabajo y que había envido por ello sus disculpas.

Rebolledo concluyó con unas palabras de agradecimiento y reconocimiento a todo el equipo técnico que ha trabajado para hacer posible el homenaje de hoy: arqueólogos, antropólogos, topógrafos, historiadores, investigadores, colaboradores, voluntarios, simpatizantes y familiares.

Acabado el discurso de Rebolledo, se levantó una gran bandera republicana que cubría las cajas con los restos de las 28 personas fusiladas.  Varios  miembros de la asociación de familiares cogieron una a una las cajas y las fueron depositando sobre las baldas del mausoleo. Fue un momento de emoción y algunas lágrimas. Si alguna vez se logra conocer la identidad de alguna de estas personas, serán sus familiares quienes decidan si quieren que continúen allí o si prefieren llevarse los restos a otro lugar. De momento tienen un mausoleo más que decente en cuya pared exterior figura una relación de cincuenta nombres y apellidos de personas de las que se sabe que fueron ejecutadas en el Marrufo o La Sauceda. Otra placa de cerámica da nombre al recinto: «Panteón de la dignidad». Y sobre la puerta de entrada, escritas en letras de hierro pintadas con los colores de la tricolor, una leyenda: «Contra el olvido».

El acto se cerró con la lectura de varios poemas escritos por Luis García Bravo  y con la intervención del cantaor jimenato Antonio Talen que, acompañado a la guitarra por Manolo Cortés, cantó La nana de la cebolla de Miguel Hernández.

Familiares portando los restos

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